
En los últimos años, el secuestro se ha convertido en uno de los más grandes temores de los habitantes de nuestro país.
La acción de secuestrar a alguien rompe con dos de las garantías individuales que reconoce la Constitución, la libertad de transito y la protección de las leyes frente a los castigos aceptando solo los impuestos por las autoridades.
El delito de secuestro se encuentra ampliamente tipificado, de manera que el Código Penal contempla diferentes penas en relación con las posibles variantes del crimen.
El problema de la proliferación en México no es culpa de la legislación, la seguridad social se ve comprometida pero por aspectos externos como la posible mala administración de la justicia o la inefectividad deseada en los cuerpos policíacos.
La República Mexicana no es el único país que sufre esta situación, de hecho Colombia mantiene un estado de inseguridad peor al nuestro, lo cual no es orgullo para ninguna de las dos naciones.
La posible solución a esta ola delictiva se ve muy lejana analizando que aunque los esfuerzos se han realizado las bandas criminales han demostrado su superioridad, por lo que no se observa práctica la baja significativa de este delito en nuestro país.
Pensamos que es algo trágico que a estas alturas los secuestradores sigan burlándose de las autoridades y a la vez de la propia sociedad.
Esperamos que algún día esta problema pueda controlarse, a través de los medios de difusión y del propio gobierno.
HAY QUE HACER ALGO URGENTEMENTE!!!
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